martes, 22 de noviembre de 2011

Querer querer a alguien


Conforme se van acercando las fechas más señaladas que conciernen a nuestra vida, como seres sociales que somos, nos volcamos a buscar a alguien que nos complemente a nivel emocional. Es entonces cuando queremos querer a alguien, como una conducta estereotipada que todo el mundo persigue, aunque realmente sepamos que comenzamos una batalla emocional en la que nos plantearemos nuevos esquemas, nos enfrentaremos a fracasos, frustraciones y, por consiguiente, a la ira desencadenada con la agresividad y seremos seresreptilianos ensimismados en una sociedad emocional y vinculada a ese estereotipo de lo que es un ser humano.

Necesitamos querer a alguien, que nos quieran y ensalcen nuestros aspectos más positivos. En cualquier caso, nadie huye de querer o ser querido salvo por miedo.
Desde un punto de vista científico, se sabe que la atracción física que se produce al inicio de una posible relación conyugal es debido al olfato, un sentido en el que actúa la dopamina frente a esa atracción que podemos sentir por alguien. Es cierto que podemos sentir también dicha atracción al ver una fotografía de alguna persona y ahí no influye ningún olor real, pero entonces es en este punto donde entra en juego la memoria del cerebro, puesto que al igual que vemos con la mente, olemos y sentimos de igual manera. Por lo tanto, si vemos un atractivo físico en una imagen podremos sentirnos sumamente atraídos por un olor inexistente, un olor memorizado y agradable a nuestra percepción que aplicamos a la persona en cuestión dado ciertas características que pueda presentar la fotografía. Todo ello se debe a una necesidad primitiva de reproducirnos y nuestro organismo predispone el mejor candidato/a.

Sin embargo, cuál podríamos decir que es el motivo de que tal candidato/a sea en la mayoría de los casos personas con semejanzas hacia los tutores que nos han criado y educado, y digo tutores y no padres porque se trata de un fenómeno más ambiental que genético. El modelo de padre o madre será siempre el modelo con el que hemos podido interactuar socialmente desde niños, nunca podríamos tomar como modelo a unos padres biológicos con los cuales no se ha tenido contacto, por mucho que sean biológicos. Lo que quiero decir en resumidas cuentas, es que la conducta de nuestros padres determinará en nuestro subconsciente el patrón de pareja que seguiremos a la hora de querer querer a alguien. En este instante, no nos causará mayor emoción que crear un vínculo con alguien, siendo amor o no lo que en realidad exista. A fin de cuentas, lo verdaderamente importante en nuestra vida sociocultural es unirse, depender, comprometerse y entregarse a alguien de manera incondicional, aunque en muchos casos sí por intereses. El amor es algo que inventa el hombre, pues en nuestra naturaleza animal lo que tiene relevancia es la supervivencia y como seres sociales es importante sentir una empatía hacia algún individuo, que puede expresarse como cariño cuando ese apego aumenta debido a un mayor compromiso temporal y/o social, a esto lo llamamos amor. Cuando hacemos eso sabemos que se trata de algo serio que se ha de respetar a nivel personal y social y, desde luego, lo que nunca cesa en nuestras emociones interpersonales es la intrínseca facultad de dominar a nuestra pareja para adentrarla en nuestro hábitat. Querer querer a alguien es básicamente una constante vital de supervivencia.