miércoles, 6 de julio de 2011

Friedrichstraße


Una calle comercial en el centro de Berlín. Al menos eso es lo que se puede observar a simple vista. Lo que da tiempo a ver cuando eres turista o cuando vas con prisa.
Yo, sin embargo, adoro esa calle. No por ser comercial sino por ser una de las calles más bellas de toda la cuidad. Una calle en la que los bombardeos aliados sobre Berlín destruyeron la mayor parte de los edificios, y que hoy en día son edificios populares de cemento.
Adoro su vida, sus paisajes, sus puentes, sus cruces. Tiene tantos secretos como escondites. Me encanta bajarme del S-Bahn e ir andando lentamente mientras veo como la gente apura para llegar o su destino, o como los turistas se pierden en los mapas.
¿Derecha o izquierda? Un lado me llevará al Friedrichstadtpalast; el palacio más maravillos de Europa. De camino me encanta comprarme un helado artesanal de Al Teatro, pasar por el teatro de Admiralpalast y parar en el puente cuyas vistas son indescriptibles. Sentir como la cuidad se mueve mientras yo paro mi tiempo. En el próximo cruce aparece la calle de Oranienburgerstraße. Una calle de artistas llena de bares, restaurantes y en la que se encuentra el famoso edificio ocupa de Tacheles.
El otro lado me lleva a la avenida verde de Unter den Linden desde la cual se puede observar la preciosa Puerta de Brandenburg. Pero antes pasas por miles de tiendas. Una de ellas, mi favorita: una librería de 4 plantas en la que me gusta perderme horas y horas. Entre música, cine y letras pasa la tarde.
¿Cómo no enamorarse de esta calle?
Podría seguir intentando explicar lo que siento cuando me encuentro en Friedrichstraße, cada uno de sus rincones y sus bellezas, pero lo que realmente se esconde detrás de todo esto es una historia....

...

...

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Una persona.



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