miércoles, 23 de marzo de 2011

Tan fácil como contar un cuento

Y cuenta que te cuenta empezó a contar un cuento. Y mientras contaba el cuento se dio cuenta de que estaba contando un cuento diferente al que pensaba contar. Contando el nuevo cuento, enlazando lazos, volvió al cuento original. Contaba los días y las horas. Contaba los segundos. Y contando cuentos acabó por dejar de contar el tiempo. Sumergida en el cuento que empezó a contar, acabó en un nuevo cuento. Al pequeño que se lo contaba le contó que se diera cuenta de que en realidad no le estaba contando el cuento que en un principio le pensaba contar. Y contando cuentos perdió la cuenta del tiempo perdido…


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